Deporte Risaraldense

Pedir más es una insensatez

El término se lo escuché al colega Diego Salazar y debo reconocer que al comienzo me pareció un tanto exagerado, pero con el transcurrir de los acontecimientos se convierten en realidad. Estoy hablando de lo que él llama la “típica pereiranada”, que no es otra cosa que salir con algo totalmente diferente a lo “normal” y de eso sí que sabe el Deportivo Pereira.

Ganarle al Cartagena en condición de visitante fue un gran golpe de opinión, un resultado impensado para casi todos nosotros y que generó un gran impulso anímico entre los integrantes del equipo matecaña y una nueva ilusión entre la afición.

Perder ayer ante el Popayán, un equipo que apenas había conseguido dos triunfos y colero de la tabla es otro golpe de opinión. Negativo por supuesto. Que se complementa con el empate, casi sobre la hora, del pasado jueves ante Valledupar, en otro mal resultado en el estadio Hernán Ramírez Villegas.

Y aunque parezca paradójico, que el Pereira esté hoy en la novena posición y metido en la pelea por uno de los cupos a la fase de cuadrangulares, resulta un muy buen balance. Sí señor, es un buen balance para un equipo que no contó con ningún refuerzo, que no hizo pretemporada, que no tuvo partidos amistosos y plagado de “chicharrones” administrativos de todo tipo.

Pedirle más a este equipo es realmente una insensatez. No se nos puede olvidar que este equipo lo armaron para salir del paso, para cumplir con el compromiso de participar suscrito ante la Dimayor, porque para eso fue que armaron este grupo, para participar no para buscar clasificación alguna.

Restan solo tres fechas para conocer los ocho equipos que lograrán avanzar y más allá de si está en ese grupo o no el equipo matecaña, este equipo de jóvenes jugadores mantuvo una línea de rendimiento satisfactoria y logró varios resultados importantes, principalmente en condición de visitante.

Por ahora las cosas siguen muy difíciles para el equipo pereirano y esa derrota de ayer solo deja un sinsabor profundo entre los hinchas que siguen siendo los mil que religiosamente acompañan al equipo mientras la inmensa mayoría poco y nada quieren saber de la divisa de sus amores.

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