Deporte Risaraldense

Una medalla que empezó a moldearse en una panadería

La medalla de oro se le escapó en el último día de competencia. Las cinco partidas anteriores habían sido una plena demostración de capacidad, y ratificaban el enorme talento de Julián Andrés Gallego López, a sus 15 años de edad (4 de junio del 2000)

“Me enredé; tuve todo para ganar, pero no pude”. Y en efecto, ese juego marcó el pasar de un oro “casi seguro” a una medalla de bronce en el torneo de ajedrez de los Juegos Intercolegiados Supérate, en Bogotá 2015.

“No fue presión”, lo dice enfáticamente, y agrega: “ese pelaíto no atacaba”; yo creo que debo tener más concentración”, concluye Julián Andrés, un adolescente que vive en el barrio San Nicolás de Pereira.

Y fue precisamente allí, en su barrio, en donde el ajedrez lo atrapó. Cuando tenía cerca de 7 años, uno de sus gustos era ir a “Lucho Pan” a ver cómo varios adultos jugaban ajedrez en una de las mesas de esa panadería.

Después, la vida empezó a mostrarle el camino del ajedrez, al encontrarse con el conocido formador Rubiel Grajales, justo cuando ingresó al colegio Rafael Uribe Uribe. Y hoy está en manos del Gran Maestro Álder Escobar, con quien entrena todos los días en el coliseo Menor.

Julián Andrés Gallego Vásquez ya ha mostrado pinceladas de su condición para el juego ciencia, en torneos realizados en Bogotá, Cali y Manizales, y no obstante esa derrota en la última partida en los Juegos Intercolegiados Supérate 2015, sus rivales lo reconocen como un talento del ajedrez.

Su máximo anhelo en el deporte es jugar tan bien como su profesor Álder Escobar, y en la vida, poder estudiar ingeniería civil.

Ah, y ahora es él quien en algunas oportunidades se sienta en la panadería “Lucho Pan” del barrio San Nicolás, a mostrar su talento en medio de los adultos.

 

Texto: Orlando Salazar Zapata 

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