Deporte Risaraldense

El billete que mueve el fútbol

La otra opinión

El fútbol es un negocio redondo. Tanto por el dinero que se mueve en las negociaciones encima de la mesa, como por el que trafica debajo de ella. Todo su entorno, el legal y el sórdido, mueve millones de millones.

Nuestro fútbol, que no ha escapado al manejo turbio de las apuestas y los sobornos, de la plata sucia del narcotráfico, ahora se juega con el signo $$$ en el intrincado entramado de las relaciones entre empresarios, dirigentes, técnicos y jugadores.

El balón va y viene entre el apetito voraz de quienes actúan para sacar la tajada de una negociación y las ansias de oportunidad de los jugadores que terminan aceptando ‘vacunas’ o entregando dádivas con tal de jugar. El escándalo que por estos días sacudió al Once Caldas con su técnico a la cabeza, no es nada nuevo. En el Deportivo Pereira lo vivimos antes que por vez primera descendiera.


El silencio de camerino

Obviamente que no son casos generalizados porque todavía son más los empresarios, dirigentes y técnicos decentes, pero es una práctica que peligrosamente se ha ido extendiendo por toda la cancha.

Y son harto complicados de denunciar y comprobar porque en el fútbol existe el llamado ‘silencio de camerino’, un código secreto que nadie osa violar porque eso significa el suicidio, la ‘muerte futbolística’.

Yo recuerdo bien el caso del portero paraguayo Mariano Zarza del Bucaramanga, quien tuvo que irse de Colombia porque hizo público un intento de sobornarlo. La investigación quedó en nada y el único que pagó fue Zarza. Y en el Pereira, el jugador que acusó la costumbre deleznable del técnico de meterle la mano al bolsillo de su salario, murió para el fútbol no sin antes intentar mantenerse activo en un país vecino.


Entrando al negocio

Desde que los empresarios se hicieron más visibles, los técnicos también pidieron cabida en las negociaciones de los jugadores. Se cansaron de que la plata de las comisiones se quedara sólo en los bolsillos de los dirigentes del club que luego, cuando no había resultados, los botaban por la puerta de atrás.

Vuelvo y repito, todavía son más los profesionales ajenos a esta práctica que está tomando visos de legalidad porque al fútbol hay que entenderlo como ese negocio redondo donde todos ganan. Será discutible, pero es así.

Lo que si considero inaceptable e inmoral es que un entrenador pretenda cobrarle a sus jugadores para actuar. El incidente del vecino de Manizales se desvanecerá cobijado por la regla ‘18’ del fútbol: la del silencio. Pero como decían nuestros abuelos: “Nadie ve las brujas, pero que las hay, las hay”.

 

ocampo.jpgPor Hugo Ocampo Villegas
Twitter: @hovi55

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