Deporte Risaraldense

No me acostumbro

En mi mente está intacta esa imagen de un niño de 8 o 9 añitos, con un gran talento deportivo pero que de un momento a otro entraba como en una especie de frenesí, tomaba su raqueta y la estrellaba contra su propia cara recriminándose por un punto perdido o se daba cachetadas una y otra vez al tiempo que a grito entero se cuestionaba.

Hoy ese niño es un hombre ya, es el tenista número uno de Colombia, es 70 del escalafón mundial y a sus 28 años continúa rompiendo la raqueta contra el piso y se sigue dando cachetadas tras un error cometido o tras perder un set, como lo hizo esta semana en Australia.

Indagué con algunos especialistas sobre el tema. Profesionales de la psicología y del talento deportivo y todos coinciden en que quizás precisamente esa es la mayor debilidad de nuestro gran deportista y es lo que no le ha permitido alcanzar unos mejores resultados. La falta de fortaleza mental atenta de manera directa en contra de la riqueza técnica de sus golpes.

Santiago Giraldo ha recorrido el mundo entero gracias al tenis, se da el lujo de estar en el cuadro principal de los cuatro torneos más grandes de este deporte en el mundo, compite con los mejores del planeta y aun así a uno le queda la sensación que es un deportista que podría obtener muchos más y mejores resultados.

Particularmente lo admiro no solo por sus logros dentro de la cancha, sino porque ha trascendido en otros campos en los que habitualmente nuestros deportistas no trascienden. Maneja de manera brillante su marca, tiene un amplio conocimiento de la administración, es arriesgado para los negocios y no evade muchos temas sociales que a la mayoría ni les conviene ni les importa.

No me queda duda alguna que él es un auténtico ejemplo para las nuevas generaciones del tenis; no faltará quien diga que llegar a un cuadro principal y no pasar de primera o segunda ronda no tiene mérito alguno, pero quienes conocen la esencia y la dificultad del tenis profesional saben que se requieren años de práctica y mucho talento, tan solo para llegar a un cuadro de clasificación. Algo que apenas recién disfrutó otro crédito pereirano, Eduardo Struvay.

Por eso mismo no me acostumbro a ver esa violenta imagen agrediéndose a sí mismo porque me parece un terrible ejemplo para las nuevas generaciones que ven en él una figura para emular.

 

hector santanaPor: Héctor Santana Monsalve
hectorsantana2004@gmail.com
Director de Deporte Risaralda

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