Deporte Risaraldense

Ana María, una promesa hecha de disciplina

Fotos: Cortesía.

Una de las futbolistas más prometedoras del departamento de Risaralda y del país es Ana María Guzmán Zapata, quien con tan solo 15 años ha logrado marcar diferencia en su juego, obteniendo méritos para recibir llamados a Selección Colombia, como lo es el equipo dirigido por Nelson Abadía en la categoría Sub- 20, donde la risaraldense se ha ganado un puesto.

Para lograr demostrar su talento, Ana María ha pasado por un proceso que viene desde 2016, en el club Atlético Dosquebradas. Aquel año el entrenador Carlos Ariel Osorio la conoció, ella tenía tan solo 10 años, y venía de jugar en el equipo Sueños Dorados del municipio de Mistrató, que es un equipo masculino. Allí, ella hacía parte de eventos no muy competitivos como festivales, pero donde lograba mostrar que era una chica que ya comenzaba a marcar diferencia.

Un año después de haber iniciado su proceso con el club Atlético Dosquebradas, en el 2017 empezó a ser tenida en cuenta en torneos a nivel nacional como la Pony Fútbol, que fue el primer evento competitivo donde ella se presentó.

De Mistrató a Dosquebradas

Inicialmente, cuando llegó su nuevo club, debió mudarse a vivir de Mistrató al ‘Municipio Industrial’, su club hizo un esfuerzo y la ubicó en una de las casas de las jugadoras, se cercioraron que el sitio al que llegara, fuera una familia con principios y valores porque sabían que Ana era una niña muy pequeña.

Una vez ubicada le buscaron colegio en Dosquebradas, y estuvo estudiando unos meses en la Institución Educativa Nuestra Señora de Guadalupe y en ese proceso estuvo alrededor de 6 o 7 meses.  Los fines de semana, cuando no había fútbol, le daban el espacio para que fuera a Mistrató donde sus familiares, de todas formas su papá constantemente estaba yendo y viniendo,  ya que es una persona que siempre ha estado muy cerca de ella, dándole su apoyo.

 Posteriormente,  su familia vio que el camino de Ana estaba en Dosquebradas, vieron que ella era feliz allí, pero que le hacía falta estar en el círculo familiar y con las personas que hacen parte del proceso formativo en el hogar. Es así, como a la mamá el club le ayudó a conseguir un trabajo en Dosquebradas y ella se trasladó a vivir allí, con una hermana de Ana María. Su papá constantemente sigue yendo y viniendo, Así,  Ana María pudo radicarse y estar en el hogar con la mamá.

Aunque al  principio de este proceso hubo dificultades, inclusive la Pony Fútbol de 2017, que fue en Medellín, Ana María todos los días lloraba, ya que extrañaba a su papá. Por lo que en el equipo, dejaban entrar al padre unos instantes al lobby en la concentración. Pero eso solo  fue en ese primer torneo, ya que rápidamente,  después de esto ella estuvo más tranquila y pudo entender que ese camino que había escogido y que su proyecto de vida es así, y que hay que sacrificar momentos con la familia y estar muchas veces más tiempo con los entrenadores y las compañeras que con los mismos padres. A tal punto que en torneos posteriores le decía a su padre: “Papi, nos vemos allá en la tribuna porque yo estoy es en torneo”.

Comprender eso le ayudó mucho al aspecto de madurez que resalta en ella, emocionalmente es una jugadora muy equilibrada y disfruta el momento, ya sea en la casa, en el colegio, en la concentración de Colombia, en la concentración de Risaralda o en el entrenamiento con el club, y lo hace siempre de la mejor manera.

Marcando diferencia

Siempre se ha dicho que tiene una proyección inmensa y lo ha venido marcando desde muy temprana edad, a pesar de que pasa la mayor parte del año viajando y lejos de su hogar, en torneos nacionales de clubes, o internacionales de selecciones, ella mantiene en ese día a día trabajando para ser una ganadora.

Ana María marca diferencia, gracias a la disciplina y gracias a la pasión y el interés que tiene por el fútbol, es de las primeras jugadoras en llegar y de las últimas en irse, es una jugadora que le gusta entrar en sintonía con el trabajo.

Según su entrenador, Carlos Ariel Osorio, es “muy hiperactiva, hay que esconder los balones apenas llega porque a lo primero que llega es a coger un balón”. Una vez llega a sus entrenamientos empieza a hacer trabajos de dominio, hace trabajos individuales, y siempre se presta de la mejor manera a la hora de realizar los trabajos, “es una jugadora que pide trabajo y es una motivación para los entrenadores en cada sesión de trabajo”, manifiesta Osorio.

A pesar de su temprana edad, Guzmán tiene una mentalidad bastante madura, siempre está dispuesta para los trabajos con la mejor actitud, mantiene la motivación arriba, es una jugadora ganadora y se exige para ello, pero siempre pensando en el trabajo colectivo, ya que ella  va más allá del trabajo individual.

En los equipos donde participa, ya sea su club, la selección departamental o la nacional, ella trata de ser un factor de motivación para sus compañeras, es una jugadora que busca subir la actitud del equipo, aun cuando  no esté en su mejor momento.

En las derrotas tiene un carácter ejemplar, siempre habla de que hay que seguir trabajando, de que vienen otras oportunidades, y que si el resultado es adverso fue porque simplemente no se dieron las cosas pero sabiendo que es necesario corregir para conseguir el objetivo, ella logra contagiar esto a nivel colectivo.

Estas características la convierten en un referente como líder positiva,  “esto nos ha servido en muchas ocasiones para levantarnos de tropiezos y obstáculos en que nos encontramos en algún tipo de torneo y más en torneos nacionales, que son muy cortos, donde se juega la fase de grupos en una semana y ya se sabe si se está en finales o se está eliminado, es importantísimo tener una jugadora con estos aspectos volitivos tan marcados como los de Ana María Guzmán”, dice su entrenador Osorio.

Jugadora de fe  

La risaraldense se caracteriza por ser muy creyente, en el camerino de su equipo se hace una oración colectiva de protección y para que las cosas salgan de la mejor manera, posterior a eso, ella se ubica en un sector del camerino sola, se arrodilla y tiene su encuentro de fe y de espiritualidad antes de reincorporarse al grupo.  

Su disciplina, también la evidencia en el tema académico, actualmente está en grado octavo de bachillerato. Hasta el año pasado cuando no estaba el problema de la pandemia, ella asistía al colegio de forma presencial, pero eran más las cartas que llevaba de permiso que lo que estaba en el colegio. A pesar de esto,  para sorpresa de todos, ella  era la número uno en el salón y sacaba siempre las mejores notas. Incluso en las concentraciones se le ve con cuadernos haciendo trabajos.

En estos tiempos de virtualidad, ella se ha podido enfocar en el estudio y asistir y mandar trabajos de forma virtual, aunque cuando está con Selección Colombia es más difícil, porque entrenan dos veces al día, en la mañana y en la tarde, por lo que no puede asistir a las clases. Pero en su colegio, el Suroriental, le han ayudado para que ella logre ponerse al día en el tiempo que está en concentraciones.

El colegio ha sido muy comprensivo con su situación, ella ha encontrado un apoyo valioso, el cual debe tener una persona con esas oportunidades y con un talento, como en el caso de Ana María, que ya es un tema de Selección Colombia y de torneos internacionales, por eso es de resaltar el apoyo y el acompañamiento por parte del colegio.

Toda una líder

En el fútbol femenino, especialmente en la intimidad de los viajes, hay una característica que se diferencia del fútbol masculino, y es que en el momento en que van de viaje a un partido se fortalecen en unión del equipo a través de cantos y de canciones que ellas mismas construyen y componen tratando de levantar la motivación y de enmarcar ese trabajo en equipo, casi van en una fiesta, pero sin perder la esencia de la motivación, ya que  no es cantando cualquier cosa sino las canciones que ellas componen alusivas a la selección o al club y es algo muy del fútbol femenino, que llega hasta después de que se bajan de un bus marcando diferencia desde allí. Esta es una característica general de los grupos donde ha estado Ana María, quien también en los viajes se une a los cánticos y a la motivación.

Ana María es una jugadora que termina un partido o una práctica y pregunta qué hizo mal, qué no estuvo bien y qué se puede mejorar. En su club se tienen diferentes espacios de retroalimentación donde se reúnen y hacen análisis colectivo de correcciones, pero cuando se quiere tocar vibras se hace de forma individual.  

Ana María es una jugadora muy receptiva, que entiende que está en un proceso formativo, que está construyendo ese perfil deportivo, y como se está en un proceso de formación siempre va a haber cosas por corregir, que se manejan paso a paso y ella en todos esos momentos de correcciones, se presta para mejorar y en el siguiente encuentro o en el siguiente momento, se empieza a ver mejoría con ella.

Cuando se habla de un tema de corrección, Guzmán busca e investiga, cuando no entiende o no comprende en el mismo terreno de juego trata de encontrar respuestas a esas acciones de juego donde tal vez no tuvo la decisión correcta. Aunque se caracteriza porque es una jugadora inteligente y muy ordenada.  Cuando toma una decisión inadecuada, sus entrenadores siempre tratan de mostrarle por qué y ella de una forma muy receptiva corrige.

Es una jugadora que en el celular todo el tiempo ve videos de fútbol, si se le dice que está fallando en repliegue defensivo o en transiciones, ella va y busca un partido, mira el jugador de su posición y estudia sus movimientos. Es muy inquieta, pero de una forma positiva y constantemente está preguntando y corrigiendo lo que hace que sea una jugadora muy completa en el terreno de juego.

Sus ejemplos

No tiene un equipo de prelación, a ella le gusta ver fútbol, tiene iconos de fútbol masculino, le gusta el juego de Messi y de Cristiano, pero también ve mucho fútbol femenino, conoce a las futbolistas que marcan diferencia a nivel mundial y esto le genera inclusive imitaciones, muchas veces en jugadas o en celebraciones imita características de jugadoras como Marta, la brasileña o la estadounidense Alex Morgan.

Tiene varios referentes y no es de fijarse en un solo tipo de jugador o jugadora.  Ella absorbe y toma cosas positivas que curiosamente se le ven  al resolver acciones en el terreno de juego.

Es una jugadora que aprovecha las herramientas digitales, que hoy por hoy son muy mal utilizadas y muchas veces en vez de potenciar a la jugadora le restan, porque generan distracciones,  pero en este caso, todas estas herramientas le han permitido fortalecer su perfil deportivo.

“Ana María siempre está en YouTube, viendo videos, viendo características de los rivales, entonces si uno supiera que todas las jugadoras van a hacer eso, no se les quitaba el celular” dice su entrenador biquebradense Carlos Osorio.

Siempre resalta el trabajo de Ana María que está en proceso de proyección, ya que estando en una edad difícil, tiene la actitud de una jugadora experimentada de 19 o 20 años con un bagaje deportivo muy amplio.

Sus características

Ella normalmente jugaba como delantera o como volante extremo y una vez llegó a la Selección Colombiana, comenzó a jugar como lateral derecha, en su proceso de adaptación contó con dos componentes importantes. El primero,  que es desde los trabajos del club y  de la Selección,  se hace énfasis en los movimientos tácticos colectivos en las diferentes zonas, en las diferentes posiciones, aspecto que le permite a ella tener una noción del fundamento  de las posiciones, así cuando debe entrar en un momento, ya sea por necesidad, por situaciones o por aspectos del juego, ya tiene asimilado lo que debe hacer. Además, ella es una jugadora que estudia la posición que deba hacer, y si a eso, se le agrega que hay noción de movimiento posicional colectivo se acopla más fácil.

El segundo componente y el más importante, es la capacidad de ella para resolver las situaciones en el terreno de juego y asimilar las órdenes que el técnico que tenga necesite.

En selección se ha logrado acoplar muy bien, es una jugadora que cumple la función de taponar su banda a la perfección, y que también sabe romper la banda, pasando por la espalda del extremo, además tiene gol, es fuerte en el duelo 1 vs 1 y rápidamente se adapta a las necesidades.  

La Selección Colombia sub 20, ha sumado 450 minutos  en partidos amistosos, de los cuales Ana María ha jugado en todos. Esto quiere decir que si se ha podido acoplar y ha tenido un proceso de adaptación.

 Ana María llega de Colombia y llega al club o a la selección departamental  a jugar de extremo o a jugar de volante mixto y no tiene confusiones, aunque  en el club, está jugando de lateral derecha para continuar con lo que se viene haciendo en el equipo nacional, pero es una jugadora que se adapta a lo que los entrenadores le diga, por ejemplo al entrenador Osorio, siempre le dice: “profe, póngame donde usted me necesita, yo no tengo ningún problema” y siempre resuelve de la mejor manera. Es esto lo  que la hace marcar diferencia.

Es la jugadora ideal en un equipo y sus cualidades en el campo son excelentes, maneja ambos perfiles, cobra tiros libres y sabe ir en el juego aéreo, por lo que no cobra tiros de esquina, ya que va a buscar segundas jugadas en la 5 con 50.

Ana María es una futbolista muy rápida, que siempre trata de romper la espalda del rival, no es de las que se devuelve para volvérselo a sacar, siempre busca que su juego tenga progresión y eso es una característica positiva pero en  ciertas ocasiones se vuelve una característica negativa porque a veces los equipos necesitan tenencia de balón y no generar una acción ofensiva porque se necesita pasar minutos, pero esto no a hace menos talentosa, ella siempre está a 100 kilómetros, y siempre tiene progresión “entonces en ocasiones toca frenarla, detenerla un poco, pero es una característica de ella, el juego rápido y siempre quiere desequilibrar por su velocidad” Manifiesta su entrenador Osorio.

Quiere llegar lejos

Respecto a sus aspiraciones deportivas, sus entrenadores desde muy temprana edad, le han dicho que disfrute y viva el momento, ya que en este momento ella está en una etapa formativa. “Yo le digo a ella, que te vas a estresar por 900000 pesos para ir a sentarte en el banco de un equipo profesional un mes donde hay jugadoras de experiencia y de trayectoria marcando una diferencia. Disfruta y goza estos momentos, disfruta los torneos aficionados”, le dice Carlos Ariel Osorio.

Ella hoy,  tiene la cabeza puesta en Selección Colombia y en hacerlo de la mejor manera, además, todavía le quedan 2 o 3 años a través de los torneos interligas con la selección departamental. Torneos y experiencias que le servirán y le van a permitir moldear y llegar a ese punto de trabajo que le permita a Risaralda tener a una jugadora con un perfil de alto rendimiento, que es lo que se viene trabajando con ella.  

Para esto ella lo toma con tranquilidad, es muy paciente, y sabe por dónde va su camino. En el club aspiran a que  cuando ella cumpla su mayoría de edad, pueda estar graduada del colegio, porque en el fútbol la carrera puede ser corta  y no se sabe qué pueda pasar,  y por eso debe tener el perfil educativo y académico claro.

Si se dan las cosas de la mejor manera, es posible que ella pueda estar en un mundial, que es a lo que todos aspiran en el proceso que viene con la Selección Colombia Sub 17, pues ahí, ya empezará a crecer y podrá  alzar vuelo.

Se espera que empiece a jugar un rol a nivel profesional, y otra de las ideas principales con esta promesa del fútbol, sea aportarle al FPC, en la rama femenina, que  carece de muchas cosas y condiciones para que sea un torneo digno.  “En su momento llegará la posibilidad de sumar experiencia allí y que pueda salir a Europa que es donde queremos también que llegue con su perfil como jugadora y que pueda seguir aportándole a los seleccionadores nacionales”, afirma Carlo Ariel Osorio.

Por: Diego Vélez-estudiante Comunicación Social-Periodismo Universidad Católica de Pereira-Capítulo Aspirantes Acord Risaralda.

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