Deporte Risaraldense

La crisis al interior del periodismo deportivo y no es económica…

Foto / Kai Pfaffenbach

Por: Carlos Marín (Comunicador Social y Periodista)

El Sistema Nacional del Deporte abandona la base de la pirámide, los entrenadores de procesos formativos, de programas recreativos y de actividad física son los más golpeados por esta emergencia sanitaria. No hay quien lo cuente.

El periodismo deportivo pese a que los días avanzan, se ha quedado de espaldas a estas necesidades, tal vez porque vive su propio calvario, cesaron los ingresos. Y como ello ocurre, parece que no hay lugar para una lectura de oportunidades para los entrenadores ni actores menos favorecidos.

El periodista debe entender que pese a sus condiciones gremiales y laborales, su compromiso siempre será con las audiencias, es la esencia del oficio democrático de la información.

Si hay un momento sensato para hacer periodismo, es justo ahora, cuando la gente más lo necesita.

Pero parece que no, parece que no hay quien relate los hechos, que se aproxime a los acontecimientos, que de cuenta de las interpretaciones de la realidad en tiempo de crisis.

Una importante fracción del gremio se fue a trabajar con los entes territoriales, algunas agremiaciones tienen a sus miembros desempleados, o mejor, empleados en otras funciones que no comprometen el registro de los hechos con veracidad.

Los nuevos medios, medios nativos digitales no quieren ingresar a la zona de calor, se quedan en el día a día, en el formato de la publicación diaria, sin transgredir esa línea entre el periodismo en zona de confort y el ejercicio de investigación.

La búsqueda de nuevos formatos, el diálogo entre la producción y los modelos de negocio, dejan en un segundo plano la importancia real de entender la necesidad de una práctica con rigor. Los discursos filosóficos se quedan estancados en la búsqueda de comprender el vertiginoso mundo de la era digital, mientras las audiencias se desesperan por encontrar algo que responda a sus necesidades consumistas.

Las sociedades se están quedando sin periodismo, se están quedando sin la representación de esta figura tan importante. La creciente aparición de páginas, de alternativas para que las gente se manifieste es la evidencia de ello. Todo esto alimentado por la cantidad ilimitada de herramientas que la virtualidad ofrece. Los ciudadanos se aventuran cada vez más a crear sus propios canales de comunicación, para compartir experiencias e información.

Paralelo a ello, la desacreditación permanente a la que son sometidos los periodistas, porque la constante ha sido que los grandes medios no han colaborado con el suficiente ejemplo. El control de sus empleados, la matización de la información, el toque de poder político y económico que se ha desnudado por completo, ha debilitado más el contexto.

Las instituciones pierden credibilidad y los periodistas se alejan de estas porque la objetividad sobre la que se cimentó el discurso del ejercicio, no existe. Un medio de comunicación busca objetivos sociales y económicos, esto en definitiva tiene que partir de la subjetividad de quienes los dirigen.

Ahora el periodismo deportivo debe hacer catarsis, reinventarse sobre la marcha, recuperar el terreno perdido y cumplir con un postulado comunicacional, fundado en la democracia, en principios éticos y morales que vayan más allá de la difusión de información, que le devuelvan su valía en la manera como se piensa desde la audiencia y para la audiencia.

El Sistema Nacional del Deporte ha desprotegido a sus actores más valiosos y la prensa deportiva no lo está informando

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